martes, noviembre 1

Obnubilados por el INTELECTO

Me encontré con un párrafo que quiero compartir, es como una luz en medio de la neblina cotidiana.

"Hay personas cuyo intelecto tiende sobre todo a considerar, las interdependencias y acciones meramente mecánicas; se imaginan al universo en su conjunto como si fuera un mecanismo. Otros se sienten impelidos a percibir por doquier el elemento místico y secreto del mundo exterior y se hacen partidarios del misticismo. Pero todo error surge porque una forma de pensar concreta, plenamente adecuada para un tipo de objetos, se considera universal, aplicable a todas las esferas." (*)

Me atrapó esta concepción, es tan clara y aplicable a nuestro moderno modo de actuar.
Hoy en día más que nunca, parecemos estar en una correa sin fin de una gran fábrica. Nos hemos mecanizado tanto, que hasta nuestro pensamiento es estándar, mismos patrones de análisis para todo lo que nos concierne, no variamos un ápice los parámetros si estamos analizando una cosa, una situación o a otra persona. Nuestra manera de pensar es la misma en casi todos nosotros y para todo.
Teorizamos, y nos dejamos atrapar en las redes del intelecto sin darnos cuenta que esto, es lo que nos hace rechazar o ver una coherencia, que no es tal, en los fenómenos que nos rodean, creyéndonos libres pensadores y lo mas patético, seres humanos libres.
Es verdad lo que dicen los pensadores, parte de ser virtuoso, es mediante el conocimiento, luego eso nos hace libres y llegamos al fin último de ser, la felicidad.
El problema es que todo esto se nos está borrando, lo estamos eliminando de nuestro pensar y nuestro sentir. Toda esta raíz de lo que es realmente trascendente subyace hoy en día, frente al pensar mecanicista y estándar. El amor en todas sus facetas, la compasión, la fe, en si mismo o en algo, todo lo insertamos dentro de los parámetros intelectuales (científicos), si no es comprobable no existe y viene de inmediato la negación inquisidora.
Estamos entrenándonos para deshumanizarnos y perecer como máquinas viejas, al final de nuestros días. No valorizamos el don de la experiencia, el de pensar y el de observar. Dejar que el mundo que nos rodea, se muestre tal cual es, que nos hable desde su propia perspectiva de existencia.
Muchos que han decidido tomar un camino religioso o místico, se transforman en repetidores de dogmas y adictos a la dominación de sus semejantes, de las maneras mas variadas, sutiles y drásticas si es necesario, incluso eliminando el verdadero sentido de los valores que estas corrientes enseñan.
También están aquellos que se aíslan y toman una posición exclusivista y por lo mismo excluyente, clasificando a todos y a si mismos, como si en nuestra esencia de humanos, no fuéramos, les guste o no, todos iguales.
Sentir por el solo hecho de tener la capacidad de hacerlo, de manera libre, tal como se nos manifieste, es hoy casi un imposible, nadie se ve reflejado en otro lo suficiente, parece que nos asustamos de nosotros y nuestras capacidades innatas.
Cada vez que el mundo a nuestro alrededor se nos regala sin condición, no lo clasifiquemos, no lo enmarquemos en ningún parámetro, solo dejemos que nos hable y disfrutemos de nuestra esencia mas pura que es la misma de el, pues hay una sola ley ineludible, somos parte de este todo, mas allá de que lo aceptemos o no.
Tal vez esta sea, la única manera de llegar a respondernos porque estamos aquí y hacia dónde vamos.
(*)
La teoría del conocimiento basada en la visión Goetheana del mundo. Rudolf Steiner.