miércoles, noviembre 9

Collage Hispano Sudaca


Caminando por la peatonal Ahumada del centro de Santiago de Chile, hay todo un universo que nos delata, en nuestra más pura expresión, como sociedad y como país. Así somos, así nos gusta, como dice un comercial de cerveza nacional.
Están los titiriteros, los músicos y los predicadores de alguna religión. Todos tienen su horario y su espacio bien demarcado. Los turistas nacionales y extranjeros se van deteniendo paso a paso para observar cada una de estas expresiones de la cultura urbana chilena.
No es novedad que haya personas dedicadas a esto, los hay en todas partes, en la Place Pigalle de París, en Central Park o cualquier plaza del bendito Manhatan, en Picadilly de Londres o en alguna de las ramblas de Barcelona o Montevideo. Muy entretenido sin duda y de gran interés para uno mismo que es parte de esta sociedad emergente, pero, que se queda, se queda atrás, pegada en la raíz misma de la conciencia de ser tercermundista o “sudaca”, o “hispano” como nos llaman en los Estados Unidos de Norteamérica casi con compasión, aunque las policías y los aparatos del estado norteamericano no sean precisamente benevolentes, con nuestros congéneres de esta especie de sub-raza tercermundista, en la que nos encasillan a todos los que vivimos al sur de su límite con México.
Volviendo al paseo Ahumada de Santiago, casi les encuentro razón en llamarnos así, porque una cosa es el collage de cultura urbana que mostramos y otra muy distinta, es el tercermundismo en su máxima expresión.

Dos europeos están atónitos viendo como un ejemplar del poeta Pablo Neruda se vende más barato que en cualquier librería, tanto que uno le dice al otro, tal vez es usado el libro, por eso la diferencia y el otro un poco más suspicaz le responde, no creo porque está sellado, nuevo, yo creo que es robado, pero si así fuera, la policía los arrestaría, o no se atreverían a ofrecerlo tan explícitamente ¿no crees? .

Hablan en voz alta, seguros de que nadie entiende su inglés. Se deciden y lo compran, pues en la librería cuesta casi U$ 35ºº y el improvisado vendedor se los ofrece a solo U$ 6ºº. Se sienten audaces y lo guardan rápidamente como si fuera una mercancía en extremo ilegal. Esto los hace ser más “osados” y se dan cuenta que la lado hay un DVD de un film de estreno mundial de hace menos de un mes, también está muy barato, no mas de U$ 3ºº que también compran, ¡si es una ganga!, le dice uno al otro. Se ríen entre asustados y extrañados, uno de ellos dice, al fin podré leer a Neruda en su idioma y abre el libro. Es una excelente compilación de los poemas más conocidos del poeta, en una edición especial del aniversario de sus 100 años de nacimiento.

A medida que avanza por sus páginas comienza a darse cuenta que no están bien encuadernado y que faltan algunos fragmentos, porque la impresión está totalmente descuadrada respecto del papel, lo que lo molesta mucho y decide ir a reclamar al vendedor ambulante, pero su compañero lo calma y riendo le dice, ¿y que esperabas por seis dólares?, estás en el "tercer mundo" y geográficamente en el culo de el. Justo en ese momento, un músico que rasgó una guitarra desafinada por algunos instantes, se acerca para solicitar un “dinero solidario” a cambio del ruido que hizo con el pobre instrumento, sin que nadie lo escuchara ni menos le pidiera su "música".

Nuestros visitantes le dejan caer unos U$ 0,30 centavos de dólar en moneda chilena, para sacárselo de encima. El café se les enfrió, se hizo intomable, los dos turistas se pararon y decidieron irse, refugiarse en su hotel, mascullando una expresión poco ortodoxa en su idioma natal por esta aventura bizarra para ellos, mientras en la vitrina de una multitienda, a todo volúmen, ofrecen celulares de última generación, con conexión a Internet, cámara fotográfica y reproductor de música en MP3, la última tecnología para la “mujer y el hombre de hoy”, dice el altoparlante, lo que es recalcado en el noticiero de la tarde, a través la pantalla de plasma que está la lado, con las declaraciones de un político presidencialista, que nos ubica “a las puertas del primer mundo”. (Jamás he podido saber a ciencia cierta, cuál es el "segundo mundo").

Los dos turistas ya se han perdido en medio de los peatones y ahora la música ambiental ( ¡siii, asi es!, han tenido la genial idea de poner música "ambiental", en las peatonales del centro de esta ciudad) gentileza de la Ilustre Municipalidad de Santiago Centro, es interrumpida para recordar a los peatones que no deben cruzar con el semáforo en rojo al llegar a la esquina, pero todos van tan apurados, que no oyen, prefieren disfrutar del helado químico que McDonald ofrece por solo U$ 0,15 centavos y botar los envoltorios al piso y no dentro del papelero que esta al lado para tales efectos.

No hay nada que nos pueda reflejar de mejor manera, así somos y parece que así nos gusta.
(Continuará).