martes, febrero 14

El color del Amor

Nacimiento de Venus (por Amaury Duval 1862)
Imágen gentileza del sitio:
Cuando la naturaleza explota llena de color y vida, cambia en mayor o menor medida a las personas, las sensibiliza y las hace más perceptivas. La inmediatez se diluye, la urgencia del placer, cualquiera que este sea, se transmuta en un goce calmo y profundo, que nos llena desde el último átomo de nuestro cuerpo hasta el alma y alcanza hasta nuestro espíritu.
Si este cambio es intenso en nosotros aflora el mayor de los sentimientos, el amor, haciéndonos pensar y actuar diferente con todos aquellos que queremos, estén en donde estén y la vida se nos mete en el alma invadiendo nuestro ser y mostrándonos lo verdaderamente importante, minimizando lo cotidiano que la mayoría de las veces nos agobia, desmorona y hace gris nuestra vida y a nosotros mismos por añadidura.
Caminaba por una de las calles de un barrio de Santiago de Chile, llamado Lastarrias, característico por sus cafés, librerías, pequeñas galerías de arte y una plaza muy bonita, con un pequeño museo y un jardín de macetas, que llenas de flores ponían alegría al entorno.
En uno de los escaparates estaba abierto un libro antiguo del poeta Pablo Neruda que me llamó la tención. Había mucho silencio, típico de una tarde de verano de lunes, tanto que se escuchaba el trinar de los pájaros. Un par de turistas se acercaron curiosas a mirar también el escaparate, musitando una a la otra, ¡¡oh que hermosura de libro, me enamoré!! Era una antigua edición de Veinte poemas de Amor y una canción desesperada. Es de Neruda agregó un poco menos bulliciosa, me hace recordar a mi amor terminó diciendo. La miré mientras lo decía y su piel se ponía mas rosada, todo su ser brillaba, el cabello refulgía al sol y sus ojos se tornaban mas brillantes, mientras recordaba a su amor lejano.
Ver a esta mujer, normal como cualquiera, reaccionar de esa manera, me hizo ver el color del amor, que no es uno sino todos los que nos muestra el arco iris, porque es un arco iris de todos los colores que tenemos cada uno, en la piel, los ojos el cabello, etc. y el amor nos hace irradiarlos tan intensamente que los proyectamos sin darnos cuenta. Ese es el color del amor, lo demás es solo mercadeo que no vale la pena mencionar.
También el amor por la naturaleza, la humanidad, el ágape o amor a Dios surte ese efecto en todos los que se atreven a dejarlo aflorar para sentirlo y solazarse, por tener la bendita capacidad de sentir el amor .
Cuando uno no ha encontrado a su otra parte a su pareja, la inventa y la espera con la fuerza que da el amor y uno se siente digno de ser amado, se sabe también inventado por alguien y también esperado. Mientras transcurre la espera, no importa cuan larga sea esta, uno la ve a ella en una pintura, en un poema, en una flor recién brotada, o escucha su risa en el aletear de las aves que dicen su nombre aún inteligible, con los más bellos sonidos del mundo, o en un día cualquiera al mirar un atardecer o un amanecer, en donde los colores resplandecen por tan solo pensar que ella existe y sentir que ella también sabe que uno existe. Así con ella a nuestro lado o con ella por llegar, el amor nos hace ver su propio color, es decir, nuestros propios colores, especialmente en la quietud en que nos cobija cuando nos invade en medio de la vorágine cotidiana.


Veinte poemas de Amor y una canción desesperada
Pablo Neruda


Poema XV

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

Parece que los ojos se te hubieran volado

y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma

emerges de las cosas, llena del alma mía.

Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,

y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.

Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio

claro como una lámpara, simple como un anillo.

Eres como la noche, callada y constelada.

Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.

Distante y dolorosa como si hubieras muerto.

Una palabra entonces, una sonrisa, bastan.

Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Feliz día de san Valentín,
feliz todos los días en que tu amor florece.

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